La pareja en Sydney (IG: @dosargentinosyunatana)

La pareja en Sydney (IG: @dosargentinosyunatana)

“Volví hace unos meses a la Argentina y todavía no me adapto a mi vida post viaje”, dice Agustina Reca, instalada en Pergamino después de haber vivido dos años en Europa. Para muchos nómadas el viaje de regreso es el más desafiante.

Como bien escribió el escritor Gabriel García Márquez en Viajar es regresar.

«Viajar es vestirse de loco/es decir “no me importa”

es querer regresar./Regresar valorando lo poco

saboreando una copa,/es desear empezar.»

A sus 30 años, Agustina, se sintió identificada con las palabras del colombiano. “Me costó casi un año tomar la decisión de dejar todo: renunciar al trabajo, al alquiler de la casa, los amigos, la familia para probar suerte en el exterior. Una vez terminada la experiencia nadie te cuenta lo duro que es reinstalarse”, le confiesa a Infobae.

En Siracuso -donde vivieron cuatro meses- esperando el atardecer

En Siracuso -donde vivieron cuatro meses- esperando el atardecer

Agustina es de Azul, provincia de Buenos Aires, y siempre tuvo en claro su vocación. “Egresé del colegio y sin pensarlo emigré a la Capital Federal para estudiar Psicología en la Universidad de Buenos Aires”.

Lo que siguió fue tal cual lo planeado. “Obtuve mi título, hice carrera en la fundación DISCAR dedicada a la integración y desarrollo de personas con discapacidad. Ahí mismo conocí a mí novio, Santiago, él era de Pergamino. Además del amor por la labor social compartíamos la necesidad de un ritmo de vida menos agitado”.

En una de sus charlas surgió la idea “loca” de renunciar a todo para volar por el mundo. “Hacía siete años que estaba laburando full time. Soy del interior, la vorágine de Buenos Aires me consumió, quería parar, tomar aire y cambiar el estilo de vida”. Algo similar le sucedía a Santiago.

Ese sueño empezó a tomar forma. “En doce meses hicimos de todo, ahorramos plata, investigamos destinos, buscamos opciones… y claro, lo compartimos con la familia”.

Visitaron París juntos

Visitaron París juntos

Tenían mucho para ganar y poco para perder. Y se animaron al gran paso.

El 7 de febrero de 2017 fue la fecha elegida para el inicio de la nueva aventura. “Sacamos pasajes sólo de ida porque queríamos empezar de cero en Europa. En el bolsillo llevamos todos nuestros ahorros: 4 mil euros”.

Cruzaron el Océano Atlántico y arribaron a Roma. Tenían la ciudadanía italiana y hablaban el idioma. Todo estaba encaminado al éxito, pero… no fue tan así. “Alquilamos un departamento durante diez días. Para ser sinceros, nos nos gustó nada. Nunca nos sentimos cómodos ni el lugar ni con la gente”.

Siguieron el itinerario por Calabria ya que querían conocer el pueblo de los tatarabuelos de Agustina. Una semanas más tarde optaron por recorrer Siracusa. “Los planes iniciales fracasaron, ya no íbamos a probar suerte sino sólo íbamos a viajar. Lo hicimos de manera pausada y disfrutando de cada parada. Nos instalábamos, trabajamos por intercambio y en el tiempo libre disfrutábamos de cada rincón».

En Siracusa, la estadía se extendió por medio año. “Nos enamoramos del lugar. Para no gastar los ahorros nos instalamos en un bed and breakfast de la familia Tardo, que eran divinos. Yo me ocupaba de arreglar la casa durante cuatro horas, Santiago de las tareas del jardín y a cambio nos hospedaban. Fue soñado, era estar en familia en el medio del paisaje increíble del Mediterráneo. Almorzábamos todos juntos en una mesa larga, salíamos de paseo, nos ayudaban con todo”.

Junta la familia Tardo que los albergó a cambio de ayuda con las tareas del hogar.

Junta la familia Tardo que los albergó a cambio de ayuda con las tareas del hogar. «Cuatro horas diarias y después teníamos el día libre para disfrutar, nos recibieron e integraron súper bien».

Gracias a esta familia que los hospedó, Agustina y Santiago pudieron acceder a comprarse una moto estilo scooter. La bautizaron ¡La Tana! «Casco en la cabeza y bandera argentina en el portaequipaje, visitamos destinos imperdibles: Calabria, Puglia, cruzamos a Grecia, estuvimos en Atenas y Creta y luego Bélgica. ¡En total los mejores 8 mil kilómetros del mundo!”.

Durante esos meses la modalidad de viaje era sencilla: dormían en carpa y disfrutaban de la naturaleza. Era la tranquilidad que tanto había añorado desde Buenos Aires.

Arriba de La Tana

Arriba de La Tana

Ya había transcurrido un año lejos de la Argentina y la falta de plata se convirtió en un problema. Volver a casa no estaba aún en los planes. “Santiago logró reinventar su profesión con una modalidad remota, eso nos permitió seguir unos meses más. En el medio, conocí una familia italiana con un bebé recién nacido. Ellos me ofrecieron cuidarlo y acepté. Al tiempo se mudaron a Holanda, y nuestra aventura continúo por Inglaterra, Polonia y República Checa”.

En junio de 2018 pisaron por primera vez el Sudeste Asiático: Tailandia, Filipinas, Japón. Ya acumulaban 21 países. “Nos voló la cabeza, el shock cultural es abrumador. Es uno de los destinos a lo que volveríamos una y otra vez”.

A esa altura, y para su sorpresa, ambos comenzaron a experimentar el cansancio de vivir en movimiento. La soledad también pesaba. “Todo lo que en su momento nos había atraído como conocer postales nuevas, gente, comer siempre en distintos lugares, la no rutina, nos empezó a molestar. Ya no nos parecía tan atractivo”.

Hicieron el último intento. En Agosto de 2018 se instalaron en Australia. “Volamos a Sidney, a la casa de la tía de Santi. Nos quedamos bastante quietos: sólo conocimos Camberra y Melbourne. Estuvimos allí durante cuatro meses. Estábamos desmotivados, sin trabajo ni manera de solventarnos”.

Entonces sin dudarlos emprendieron la vuelta. “No le avisamos a nadie para que fuera una gran sorpresa”. Sin planes de la vida post viaje, no se imaginaron que sería tan complejo volver adaptarse. Su nueva dirección era en Pergamino.

-¿Qué le aconsejás a los que sueñan con salir a recorrer el mundo?

-Qué no lo duden, es cuestión de animarse. No hace falta pensarlo como algo radical. Hay que escucharse y no seguir el deseo de amigos y familia que por el temor al desarraigo a veces terminan poniendo trabas.

-¿A qué lugar no volverías?

-Budapest. No me gustó es estilo de vida, ni la gente, ni el lugar.

En Holanda ayudando con tareas de huerta

En Holanda ayudando con tareas de huerta

-¿Cuál fue tu destino preferido?

-El de la mejor experiencia de vida: Siracusa. Lo tiene todo: el paisaje de playa, la gente es cariñosa y ver el mar todos los días no tiene precio.

-Con todo lo que te costó, primero tomar la decisión de irte y luego de volver, ¿repetirías al experiencia?

-Sí… pero una estadía más corta, sin renunciar a todo.

 Por Camila Hernandez Otaño-Infobae


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