Actualidad-Te quiero, imbécil: Romance moderno a la española

Aunque a priori el término “romance moderno” puede sonar a oxímoron, es exactamente lo que propone esta nueva película de Netflix, que se carga al hombro la ardua tarea de adaptar la más clásica fórmula de comedia romántica a los tiempos que corren, y no sale del todo airosa. Pero en el intento, deja algunas risas y momentos memorables, junto a las buenas actuaciones de sus dos protagonistas.

Todo empieza cuando Marcos (Quim Gutiérrez) le propone casamiento a su novia y en ese momento ella lo deja, alegando que la relación está estancada y una perorata que no llegamos a escuchar porque el protagonista la interrumpe para hablar directamente con el espectador. Ya de entrada el recurso de romper la cuarta pared y la premisa de que Marcos debe volver al “mercado” amoroso después de ocho años de relación, resultan bastante interesantes como para darle una oportunidad a la nueva propuesta de Netflix.

El desafortunado protagonista regresa a vivir a la casa de sus padres, que le reclaman haber resignado su independencia para mudarse a lo de su novia, antes de que él pueda siquiera recomponerse. Y como para empeorar las cosas, lo echan de la empresa en la que trabaja por reducción de personal. Nada es culpa de Marcos, el tipo simplemente tiene mala suerte. Y para cambiar su vida, no se le ocurre mejor idea que googlear la solución, encontrando a un youtuber gurú argentino, interpretado por un caricaturesco Ernesto Alterio.

Asesorado por su mejor amigo, el prototipo de macho alfa de fines del siglo XX, Marcos se descarga todas las aplicaciones de citas habidas y por haber. Y siguiendo los consejos de su desopilante gurú, comienza a tomar las riendas de su vida. Pero este cambio de actitud y de atención a su cuidado personal es presentado como un error del cual el protagonista se dará cuenta eventualmente, víctima de las exigencias de un sistema opresor, como buscando una inversión en los roles de género que no termina de ser crítica ni parodia.

Un intento de Briget Jones masculino, pero sin el encanto e ingenio de aquélla

Marcos pasa de ser el tipo pasivo al que le simplemente la vida le sucede, a ser alguien que activa y toma decisiones, pero que terminarán siendo todas las incorrectas. Hasta que aparece la chica que va a salvarlo de sí mismo y de los demás, por supuesto. Ella es Raquel (Natalia Tena), una ex compañera de la secundaria que estaba enamorada de él y lo reencuentra por casualidad en su cosmopolita ciudad española, tras quince años viviendo en Londres. En el medio estuvo filmando Harry Potter y Game of Thrones, por si se preguntan de dónde conocen a la actriz.

Mientras Marcos reconecta con Raquel, una perfecta imitación de la típica manic pixie dream girl de las comedias románticas de principio de siglo, su objetivo sigue siendo claro: ir a la cama con cualquiera, cueste lo que cueste. En este punto, la película recurre a montajes con datos sobreimpresos en pantalla para mostrar lo irremediablemente perdido que está el protagonista. Y cuando el nudo de la cuestión parece ir para otro lado, Marcos comete el grave error que va a desencadenar el conflicto central.

La película tuvo un breve paso por los cines a principio de año

El potencial de “Te quiero, imbécil” se diluye con el correr de la historia y termina siendo un rejunte de lugares comunes con alguna que otra propuesta interesante, que lamentablemente queda por el camino. No parece casualidad que su directora también vuelva al ruedo después de ocho años sin hacer películas y le cueste encontrar su rumbo. Seguro nos recordará a nuestras comedias románticas favoritas, pero sin la suficiente sustancia propia como para que el día de mañana también la recordemos.

Fuente: Filo News

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