Es pergaminense, nació de 23 semanas, tiene una discapacidad motriz y lucha por visibilizar el tema

Fuente: OHLALÁ! – Crédito: Denise Giovanelli.

Porque ellos nos hacen pensar la resiliencia, la superación, el empoderamiento y la vida misma a través de sus ojos. Este mes decidimos hablar de discapacidad.

Le dicen Rochi. Desde hace dos años forma parte de@nuestropieizquierdo, un colectivo de amigos con parálisis cerebral que se acompañan mutuamente y, a través de sus redes, vuelcan sus experiencias como una forma de hacer visible la discapacidad.

«Soy Rosario Alonso, tengo 34 años, estoy casada, estudié Comunicación y trabajo desde hace más de 9 años en RH en una multinacional. Soy del interior, de Pergamino. Nací prematura, en la semana 23 de gestación, con algo más de 600 gramos y mis posibilidades de sobrevida llegaban apenas al 20%. Mis padres recorrían a diario la ruta Pergamino-Rosario hasta la ‘neo’ donde estaba internada para verme. Mis hermanas mayores me esperaban en Pergamino. En casa hacemos chistes sobre que yo estaba apurada, que las escuchaba y quería salir a jugar.

Por todos los problemas que se produjeron por mi nacimiento prematuro, tengo una discapacidad motriz derivada de una parálisis cerebral llamada paraparesia espástica. Tuve varias operaciones que me llenaron de cicatrices, llevo más de una docena en mi cuerpo, pero en mi familia la pelea más dura la dio mi mamá tras la pérdida de mi papá, que murió de cáncer cuando yo solo tenía 8 años. Crecí de golpe. Aprendí a valorar la vida porque sé que el tiempo siempre es poco. Nada está dado. Me operé en 2014 con el apoyo de los que están siempre y de la mano de quien hoy es mi familia: mi marido. Hago rehabilitación 3 veces por semana y tengo montado un gimnasio en el living de casa. Algo que aprendo cada día es a pelear por lo que quiero. Busco siempre estar mejor, lo que me hace bien, lo que me hace feliz.

Hace dos años leí un posteo que se hizo viral de una chica que contaba su historia relatando lo mismo que yo atravieso todos los días. Era prima de una amiga, le pedí su contacto y la llamé. Ella era Kiki y me invitó a participar de unas reuniones con amigos, que hoy se convirtieron en mi grupo. Nuestro Pie Izquierdo es un colectivo de amigos con parálisis cerebral que compartimos charlas, mates, cumpleaños, asados, salidas, casamientos, viajes…, en fin, compartimos la vida. Compartir experiencias de vida con personas que conviven con una discapacidad me hace sentir que no soy la única, nos permite tener un espacio de diálogo entre nosotros y con la sociedad. Desde el año pasado lanzamos un Instagram donde volcamos nuestras vivencias, sentimientos y experiencias e invitamos a todas las personas a que compartan también su visión. Este grupo es hoy nuestra forma de militar, donde hacemos visible nuestra causa con la intención de informar, compartir, difundir promoviendo empatía y solidaridad. Y sobre todo, de visibilizarlo para generar conciencia».

Por: Violeta Galanternik
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