El caso de la pergaminense que con la Sputnik ayudó a vencer el covid en un país europeo

San Marino es una pequeña república en la península itálica. No tiene muertos desde hace un mes y el último contagiado es de mediados de mayo. Lo logró con la vacuna rusa. Marcela Franco, nacida en Pergamino, es la jefa de enfermería del principal hospital. Fue clave en esa batalla contra el virus.

Se llama Marcela Franco. Hace 29 años se fue de la Argentina como una integrante más de aquel éxodo que produjo la hiperinflación. “No puedo decir que el país me echó, pero no me ayudó” explica, desde el otro lado del teléfono, en un español bañado por una simpática tonada italiana.

Su vida, desde entonces, transcurrió como las de tantos otros que partieron a probar suerte lejos de su tierra y no merecería la atención periodística si no fuera porque, desde su lugar de trabajo, fue una de las responsables de un hecho trascendente: el de haber participado del operativo sanitario que, a través de la vacunación con Sputnik V, venció al coronavirus en un país europeo.

La noticia pobló los medios. San Marino, esa pequeña república, enclavada en la península itálica, había logrado poner fin a la pandemia y ser declarado “libre de Covid”. Así, los contagios y las muertes se derrumbaron, dejando atrás las imágenes del horror vividas a comienzos del 2020 y, en menor medida, en esta segunda ola.

Lo que pocos saben es que Franco, nacida en Pergamino, fue la jefa del departamento de enfermería del  “Instituto per la Sicurezza Sociale di San Marino”, el principal hospital del lugar. Por sus tareas estuvo en la primera línea del combate contra el virus.

“En este tiempo pasé por momentos muy difíciles ante la gravedad de la pandemia. Había que motivar al personal que estaba exhausto, soportar insultos de gente desesperada, trabajar todo el tiempo como vestidos de astronautas para no contagiarnos. Aún así, me contagié en diciembre. Todo fue una pesadilla. Lo más doloroso fue acompañar en el momento de la muerte al primer paciente que no se pudo despedir de sus familiares” contó a MDZ, con una voz que entrecortada por la emoción.

Marcela Franco junto a su marido Rubén Darío Righetti en San Marino.

Con cuatro años de medicina en Argentina, tuvo que emigrar en 1992 con su marido y dos hijas de tres y cuatro años. En Italia le reconocían sólo un año de lo cursado. Las urgencias económicas de ese momento hacían impensable empezar de nuevo la carrera. Los primeros meses fueron difíciles. “Tuve que limpiar casas de sanmaninenses” comenta.

Poco tiempo después logró ingresar al hospital para cubrir un puesto de enfermería. Con distintos cursos de capacitación, fue ascendiendo en diferentes posiciones. Cuenta con orgullo que fue elegida, entre varios candidatos, para ser la jefa del área. Eso la llevó, cuando estalló la pandemia, a tener a su cargo la responsabilidad, desde su especialidad, de encabezar el equipo especial contra el Covid.

Hoy vive con su familia – sumó otra hija nacida en San Marino – en una casa con una gran terreno que, además de varios animales de granja, tiene un lugar especial para una parrilla. “No podía faltar para comer ricos asados” agrega.

El salario que recibe es de 3.000 euros que, sumados a lo que gana su marido, le permite tener una vida cómoda.

La historia de porqué San Marino vacuna con Sputnik V, en un continente que todavía no a la acepta, va por otro lado.

La pequeña república de unos 50.000 habitantes –sólo 35.000 viven en el territorio – no es un estado miembro de la Unión Europea aunque mantiene sus fronteras abiertas. Por ese motivo, no está encuadrada en las decisiones del bloque que, por el momento, no autorizó a la vacuna rusa.

En un principio, por los vínculos tradicionales que mantienen, se esperaba que San Marino recibiera vacunas dentro del acuerdo que alcanzara Italia. “Cuando la llegada de vacunas a Italia comenzó a demorarse, las autoridades del país decidieron abrir su propia búsqueda. San Marino tiene lazos, además de Italia, con países como Francia, Bélgica y la Argentina. Sin duda, esa proximidad y el ver que en el país se estaba aplicando la Sputnik V, ayudó a que se prestara atención” explicó Viviana Gennari, cónsul de San Marino en la Argentina.

Rápidamente, se iniciaron los contactos con el fondo ruso y, en febrero pasado, se inició la vacunación y los efectos fueron inmediatos.

Desde el comienzo de la pandemia, el país acumuló 90 muertos, el último fue el 26 de abril. En el caso de los contagios, los últimos se produjeron el 17 de mayo.

“Hasta el momento, la tercera parte de la población recibió las dos dosis, otro tercio tiene aplicada la primera y espera la segunda. El último tercio son jóvenes y niños”, detalló la cónsul.

La situación cambió de forma tan contundente que el hospital decidió cerrar el área Covid hace unos días. “Ante la falta de casos, se desactivó la sala destinada a coronavirus para habilitarla a atención común. En el peor momento estuvo completamente ocupada” explicó Franco.

El otro dato curioso es que San Marino, en pequeña escala, estimula el “turismo de vacunas”, como Miami. Por 50 euros se puede aplicar las dos dosis. Los turistas deben reservar tres noches de hotel para la primera y otras tres noches, veintiún días después, para la segunda. Esto está generando un ingreso que permite cubrir lo invertido en las vacunas.

Incluso, muchos italianos que trabajan en San Marino – los “frontalieris”, como se los llama – eligen la opción de la Sputnik V, ante las demoras de recibir las vacunas que aplica su país.-Fuente:MDZ-

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