Pergamino-Crimen del playero y su madre, elevaron a juicio la causa

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Nicandro Rojas (41) podría recibir la máxima condena de prisión perpetua si lo encuentran responsable de haber matado a Pablo Caputa y su madre, María Elisa Rafaele, el miércoles 27 de marzo en el interior de la casa de Maipú y Conscripto Silva.

El viernes al mediodía el fiscal Nelson Mastorchio firmó la requisitoria de elevación a juicio de la causa por el doble homicidio del empleado de una estación de servicios, Pablo Caputa, y su madre María Elisa Raffaele en la casa del barrio Ameghino.

El acusado de los asesinatos es Nicandro Rojas (41) y por la imputación penal de la Fiscalía 5, a lo largo de la instrucción judicial, podría recibir la máxima condena de prisión perpetua.

El fiscal Guillermo Villalba ha encabezado la instrucción del voluminoso expediente en este caso conmovedor que desde los primeros minutos tiene detenido al principal sospechoso.

Las pruebas por los que este caso irá a juicio oral han reconstruido los episodios que han desencadenado este desenlace, el ataque fatal a los dos víctimas en la vivienda de Maipú y Conscripto Silva y los motivos sentimentales para ultimar al empleado de la estación de servicios de Ameghino y Paraguay.

El agravante que lo puede llevar a sufrir la mayor pena judicial es el motivo del doble homicidio: el propósito de causar sufrimiento a otra persona.

Por ese motivo el eje de la imputación está centrado en la figura de María Soledad Ortíz; quien estaba separada de Nicandro Rojas y estaba rehaciendo su vida sentimental con Pablo Caputa.

El imputado del doble crimen del playero y su madre no aceptaba la nueva relación de su ex esposa y mamá de los hijos de ambos.

Es así que el expediente judicial tiene acreditado todas las situaciones violentas en la que previamente había manifestado sus intenciones de matar por los celos que le provocaba que su ex rehiciera su vida.

La unión matrimonial entre Rojas y Ortíz fue interrumpida hacía mucho tiempo por el carácter violento del hombre.

En el expediente judicial están incorporadas las denuncias por violencia de género e intrafamiliar generadas por el carácter violento de Rojas.

Hay declaraciones en la causa penal que acreditan el hostigamiento de Rojas a Ortíz y la obsesión que tenía con su ex mujer; por lo que le impedían aceptar que ella rehiciera su vida sentimental con otro hombre.

Existen dos fechas que acreditan con testimonios; denuncias policiales y publicaciones en redes sociales el malestar de Nicandro Rojas con esa relación.

Poco más de un mes antes de los asesinatos, el domingo 24 de febrero, delante de varios testigos la amenazó de muerte por tener una nueva relación sentimental. Eso generó una denuncia que investigaba la fiscal Karina Póllice. En la noche de esa misma jornada concurrió a la estación de servicios donde trabajaba Caputa y lo amenazó para que terminara la relación con Ortíz. Al día siguiente lo increpó en la puerta de la casa con severas amenazas. Estos episodios fueron denunciados en la Fiscalía 4.

El desencadenante habría sido la publicación realizada en Facebook por María Soledad Ortíz el día anterior al trágico suceso. El 26 de marzo la mujer publicó en su perfil de la red social que tenía una nueva relación. Eso fue el desencadenante del doble homicidio.

Entre las cinco y las seis de la madrugada del miércoles 27 de marzo de este año irrumpió Nicandro Rojas a la propiedad donde se encontraban Caputa y la madre.

A Pablo Caputa lo sorprendió y ultimó con agresiones con un cuchillo en el garaje y a la madre la mató en la cocina.

Durante las pericias judiciales a Caputa lo encontraron vestido con la indumentaria de trabajo de la estación de servicios Axion y envuelto en frazadas en el piso del garaje. Y María Elisa Raffaele estaba vestida de ropa de cama (camisón) y envuelta en sábanas en la cocina.

El asesino mató de varias puñaladas en los cuellos de las víctimas y según lo determinaron los médicos forenses fueron muertes por “paro cardíaco consecuencia de shock hipovolémico por lesiones de arma blanca”, según surge de las actuaciones.

Tras cometer el doble homicidio realizó la limpieza de la escena del crimen porque quedaron rastros de haber limpiado el piso de la cocina y las paredes para no dejar huellas y dificultar la tarea pericial de levantamiento de rastros.

Del interior de la vivienda faltaron ahorros del padre de Caputa, quien al momento del crimen se encontraba internado en una clínica, y de la propia víctima. Pero hay dos elementos que faltaron y luego determinaron que estuvieron en poder del doble homicida: el teléfono celular de Pablo Caputa y un par de zapatillas que recientemente le había regalado María Soledad Ortíz.

Nicandro Rojas teniendo en poder el teléfono celular ha simulado ser el verdadero propietario para chatear con María Soledad Ortíz. Estas conversaciones por mensajes de Whatsapp comenzaron a las 6:00 y culminaron al mediodía. Además le escribió, siempre simulando que era Caputa, al encargado de la estación de servicios para manifestarle que renunciaba al trabajo por María Soledad Ortíz.

También desde el dispositivo electrónico de Caputa ingresó al perfil de Facebook, identificado como Cebolla Rodríguez e hizo una publicación con fotos de María Soledad Ortíz en la que expresó públicamente: “Esta chica llamada María Soledad Ortíz anda diciendo que sale conmigo. Tengan cuidado muchachos. Es una mala persona; mala madre y le gusta salir con cualquiera. Al marido lo hizo echar de la casa y le niega ver a sus hijos; siendo él buen padre; trabajador y que nunca le hizo faltar nada”, tal como está acreditado en ese posteo realizado a las 13:45 de ese fatídico miércoles 27 de marzo.

A María Soledad Ortíz le llamaron la atención los mensajes que no parecían redactados por Caputa y mucho más le llamó la atención la publicación en la red social. Por ese motivo concurrió a la casa del playero; pero no atendió nadie.

Un compañero de trabajo al finalizar la jornada de trabajo contactó a la hermana de Pablo Caputa; quien llamó a la casa familiar y al no ser atendida por nadie concurrió a las 15:30 y encontró la fatal escena de su madre y su hermano muertos. Llamó al servicio de emergencias policiales 911.

María Soledad Ortíz fue quien llamó a la Policía que el sospechoso del doble crimen ya se encontraba en la casa de Sarratea al 1.600. En esa propiedad residía Rojas en una casa delantera y en la vivienda posterior (separados por una pared) residía María Soledad Ortíz junto al hermano y su familia.

Así fue como concurrió una brigada de la DDI y aprehendió al sospechoso además de allanar la morada. En el procedimiento incautaron elementos de interés para el caso y equipamiento (oxímetro) del Hospital San José que había sido sustraído recientemente del centro de salud.

El testimonio clave del caso es el de una ex empleadora de Nicandro Rojas a quien fue a visitar el acusado del doble homicidio el miércoles al mediodía. Era frecuente que Rojas anduviera con dos teléfonos celulares; pero no tres como en ese momento donde la mujer le cuestionó por ese tercer dispositivo. Rojas le dijo que no le comentara a nadie que estaba con tres teléfonos. Frente a la mujer introdujo un nuevo chip de telefonía al tercer teléfono y le envió un mensaje a María Soledad Ortíz simulando ser una novia de Caputa.

Durante el encuentro con la ex empleadora aparecieron en escena las zapatillas Nike blancas con pipetas negra que le había regalado María Soledad Ortíz a Caputa y fueron sustraídas de la casa de la víctima. Rojas le dejó a la mujer el par de zapatillas para que se las cuidara. La testigo presentó esa evidencia a los investigadores judiciales y su aporte es trascendental para ubicar a Rojas dentro de la casa de Maipú y Conscripto Silva porque tenía en su poder pertenencias que habían sido sustraídas de la morada.

 

Hechiceros

 

Nicandro Rojas recurrió a todo tipo de recursos para interrumpir la nueva relación sentimental de María Soledad Ortíz y tras intentar con agresiones a ella; amenazas a su grupo familiar; intimidaciones a Caputa y hechicería o magia negra de curanderos sin lograrlo se decidió por lo más extremo: la muerte.

Durante el allanamiento en la morada registraron imágenes, como evidencia, de un altar de hechicería donde estaba una foto impresa de María Soledad Ortíz; también secuestraron las notas escritas de los lamentos por la interrupción de la relación sentimental.

Pero los teléfonos de Nicandro Rojas son trascendentales para reconstruir las frecuentes consultas a hechiceros para lograr interrumpir la nueva relación de su ex esposa.

En el dispositivo están los mensajes para requerir intervenciones espirituales que lograran interrumpir el noviazgo de Ortíz y Caputa.

 

Agravante: Homicidio para hacer sufrir a otra persona

 

El agravante que puede condenar a Rojas a prisión perpetua está presente en todo el expediente judicial porque es evidente la obsesión del homicida con María Soledad Ortíz y que asesinó a Caputa y a la madre para hacer sufrir a su ex esposa.

Homicidio agravado por el propósito de causar sufrimiento a otra persona que es la calificación por la que puede recibir como condena la reclusión perpetua.

 

“Va a correr sangre”

 

En la requisitoria de elevación a juicio están citados los testimonios de varios testigos que dieron a conocer manifestaciones previas de Rojas a través de mensajes o estados de Whatsapp donde expresaba: “Va a correr sangre”, como anuncios de lo que después ejecutó con dos personas asesinadas.

 

Dos fiscales en la causa

 

A principios de 2020 el fiscal Guillermo Villalba dejará de trabajar para acogerse a los beneficios de la jubilación y por ese motivo desde la Fiscalía General le dieron el caso al fiscal Nelson Mastorchio para que lo lleve a juicio.

Mastorchio firmó la requisitoria de elevación a juicio y mientras la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio de Villalaba siga funcionando el seguimiento del caso seguirá en manos de los instructores judiciales Guillermo pascual y Rita Huerta.

 

Segunda condena a reclusión perpetua de Mastorchio

 

Si los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal condenan a Nicandro Rojas por la calificación legal que el caso llegará a juicio podría convertirse en la segunda condena a prisión perpetua lograda por el fiscal Nelson Mastorchio.

Mastorchio también logró la condena de Norberto Fabián Nuñez a prisión perpetua por el crimen del adolescente Iván Jesús Hortiguera; a quien arrojó desde el séptimo piso del edificio del barrio General San Martín.

Fuente: Semanario El Tiempo

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