Internacionales-Referendo y represión en Cataluña

Escribe Germán Vidal
 
El domingo 1º de octubre estaba previsto el referendo independentista convocado por el gobierno de Cataluña, la Generalitat.
El gobierno de España, a cargo de Mariano Rajoy, descargó una brutal represión sobre los catalanes, intentando cerrar los centros de votación. El saldo parcial son más de 800 heridos directos por la Guardia Civil y la Policía, a las que Rajoy felicitó porque “han cumplido con su obligación”.
 
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En Cataluña viene soplando un viento de independencia nacional que tiene raíces muy profundas en la historia de la península ibérica. En esto se basan los gobernantes catalanes, representantes de sectores de la burguesía particularmente industrial y comercial, para ponerse a la cabeza de este movimiento.
 
Los más viejos recuerdan la represión y la resistencia en épocas de Franco, que llegó a prohibir el uso del catalán, el vasco y el gallego. De esos tiempos, una parte de la izquierda reivindica la abstención en el referendo, planteando la necesidad de la unidad de Cataluña con el resto de los pueblos de España en la construcción de una república popular que albergue a todas las nacionalidades. Otros hablan de derecho a la autodeterminación, pero lo subordinan a un proceso encabezado por los trabajadores.
 
Más allá del debate acerca de la justeza o no del 1-O, está claro que el gobierno central de España ha avanzado en la fascistización del Estado y en el cercenamiento de los derechos democráticos, ha declarado la ilegalidad del referendo y se prepara para nuevas medidas que traten de ahogar los anhelos de soberanía.
 
La brutal represión tuvo un efecto contrario en amplios sectores de las masas, que no tenían definida su participación en el referendo. Al conocerse las primeras imágenes de personas golpeadas y heridas, miles y miles fueron a los centros de votación. Eso posibilitó que el gobierno catalán de Carles Puigdemont afirmara en horas de la noche del domingo que el “90% de los catalanes” había votado por la independencia y anunció que llevará, sin fecha, la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) al Parlament.
 
No está de más mencionar que el diferendo independentista se da en el marco de un creciente realineamiento internacional.
El diario El País denunció la actividad de hackers rusos en el 1-O a favor de la declaración de independencia y sectores políticos catalanes participaron en Moscú de una conferencia de movimientos independentistas de todo el mundo.
 
Rajoy, por su parte, en la semana previa se reunió en Estados Unidos con el presidente Trump, quien se pronunció por la unidad de España, contra los proyectos de independencia catalana. El tablero internacional en el que aumentan aceleradamente los factores de guerra, se manifiesta también en la disputa alrededor de la independencia catalana.
El gobierno de Rajoy ya ha dicho que si la Generalitat avanza con la declaración de independencia aplicará la Ley de Seguridad nacional y suspenderá la autonomía de Cataluña. Esto sólo hará que el enfrentamiento entre independentistas y el poder central español suba otro escalón.
 
Desde distintas centrales sindicales catalanas se convocó a una huelga general el 3/10, en repudio a la represión.
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