Jennifer Cadillo era buscada desde el 23 de febrero en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas. El cuerpo de la joven estaba calcinado y alojado como NN en el cementerio de Merlo. La Policíadetuvo a un ex compañero, que estaría obsesionado con ella.

Daniel Cadillo, el padre de la víctima, apenas se enteró de la aparición de su hija muerta, señaló en diálogo por C5N que no entiende «cómo la sepultaron al día siguiente de su asesinato, sin que avisara nadie sobre la aparición de un cuerpo ni en ese momento, ni después cuando se conoció que se estaba buscando a una joven». «Esto es rarísimo», se quejó.
Según fuentes policiales, el cuerpo que fue encontrado calcinado estuvo dos meses y medio -desde el día siguiente a su desaparición- en la morgue judicial de Morón. Luego, fue enterrada como NN en un cementerio de ese partido.
La víctima tenía 22 años y desapareció el 23 de febrero, tras salir de la Embajada de Brasil con un amigo que la dejó en la parada del colectivo. Ese hombre es Carlos Smith de 48 años, quien es el único imputado por la desaparición de la joven y está detenido desde el 28 de abril.
El procesamiento del único detenido había sido solicitado por la fiscal Lorena Carpovich, a cargo de la Unidad Funcional de Investigaciones N° 21 de Malvinas Argentinas.

A partir de la reconstrucción de lo que hizo la joven, en los minutos posteriores a la salida de su casa, los familiares y los investigadores establecieron que se habría encontrado con el acusado.

Según la versión que el sospechoso aportó ante la policía, la habría acompañado a tomar un helado y luego la dejó en la estación Boulogne del ferrocarril Belgrano Norte.

Sin embargo, los investigadores verificaron la versión del sospechoso, y en la heladería dijeron que no vieron a Jennifer el 23 de febrero a la mañana. Los empleados afirmaron que estaban seguros porque conocían a la joven. Fue la primera contradicción del sospechoso.

Después, la fiscal estableció que el hombre había abierto un perfil falso de la red social Facebook a nombre de una mujer, identificada como Paula. Así, supuestamente haciéndose pasar por otra persona, logró que Jennifer lo aceptara con una identidad falsa y podía controlar con quién se relacionaba.

Lourdes, su madre, dijo que el imputado parecía obsesionado con Jennifer, a quien había conocido tres años antes, cuando trabajaba en una agencia dedicada a la venta de automóviles.

Además de las contradicciones del imputado, la fiscal Carpovich tuvo en cuenta el hallazgo de huellas de Jennifer en el automóvil en el que se movilizaba para pedir procesamiento.