TRAGEDIA AÉREA-El avión accidentado en Santa Fe ya había sufrido un incidente en Pergamino.

La misma aeronave que el domingo fue protagonista de la tragedia en Santa Fe, tuvo un incidente en el despegue en un vuelo de bautismo en el evento Pergamino Vuela 2011 realizado en Aeroclub Pergamino, donde se desprendió la cabina cayendo en un campo lindante al aeródromo. En ese momento, el L29 debió aterrizar de emergencia. Cabe recordar que en este episodio, el piloto que comandaba la aeronave era el conocido César Falistoco, que luego en enero de 2017 falleció en un accidente aéreo rumbo a un evento en Chile. Estos eventos previos añaden un sombrío matiz a la historia del L-29 Dolphin, subrayando la complejidad y los riesgos inherentes a las actividades aéreas.


El Aero L-29 Delfín
 pertenecía a Alberto Pol, empresario del interior de la provincia de Buenos Aires, quien la adquirió en 2011 y, desde entonces, era una aeronave muy esperada en los encuentros aéreos que se desarrollan en Argentina.

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El Aero L-29 Delfín, joya Checoslovaca

El Aero L-29 Delfín es un avión de entrenamiento militar a reacción que fue introducido en la Fuerza Aérea Checoslovaca en 1961. Diseñado por Aero Vodochody, el L-29 fue el primer jet de entrenamiento producido en masa en toda la región del Pacto de Varsovia, excluyendo a Rusia. Debido a su diseño robusto y confiable, así como a su fácil mantenimiento y operación, se convirtió en el entrenador estándar para las fuerzas aéreas del Pacto de Varsovia durante la Guerra Fría.

El Delfín destaca por su durabilidad y versatilidad, lo que ha permitido que siga siendo utilizado para entrenamiento y también en roles secundarios como avión de ataque ligero en varios países, incluso después de que la Unión Soviética se disolvió. Su diseño característico incluye un ala recta y un fuselaje que aloja a dos tripulantes en tándem bajo una amplia cubierta de plexiglás que brinda excelente visibilidad. Equipado con un motor turbojet de flujo centrífugo, el L-29 puede alcanzar velocidades de hasta 820 km/h, con un techo de servicio de 11,000 metros.

A pesar de ser reemplazado en muchos lugares por aviones más modernos, el L-29 ha encontrado una nueva vida en el circuito de carreras de aviones a reacción y en manos de operadores privados. Su legado como una herramienta esencial en la formación de pilotos de combate durante varias décadas es inconfundible, y su silueta es conocida y respetada en la comunidad aeronáutica. Con más de 3,600 unidades construidas, el Aero L-29 Delfín sigue siendo un testimonio de una era de la aviación del siglo XX

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