Así cayó “Martina”, la viuda negra de Tinder que drogaba y desvalijaba a sus víctimas

Todo comenzó con la denuncia de J.C., un empleado bancario de San Isidro, que la había conocido a través de la aplicación de citas Badoo, y semanas después la invitó a cenar a su departamento.

Son varias las pruebas que señalan a Julieta Estrada, alias “Martina” como la viuda negra de zona Norte o “del 152”. Ese es el colectivo que se tomaba para ir a desvalijar a sus víctimas en el Conurbano bonaerense, según sus propios vecinos.

En el barrio porteño de La Boca conocían su prontuario. De allí la habían expulsado por agresiva. Se mudó a ocho cuadras con su hijo de 4 años y su nuevo novio, donde la policía logró detenerla tras una ardua investigación.

Todo comenzó con la denuncia de J.C., un empleado bancario de San Isidro, que la había conocido a través de la aplicación de citas Badoo, y semanas después la invitó a cenar a su departamento.

Ese sábado 7 de agosto de 2021, concretó el encuentro con una morocha de labios ardientes que se presentaba en la app diciendo una verdad a medias: “Me llamo Martina y vivo en La Boca”.

Cuando llegó la pizza, el hombre de 33 años bajó a atender al delivery, y la joven le puso droga en la bebida que estaban degustando. La famosa ‘burundanga’, un famoso coctel de ansiolíticos que lo desmayó en pocos segundos.

Inmediatamente, tres hombres ingresaron al domicilio y se llevaron dinero, el celular de la víctima, relojes y televisores, entre otros objetos personales de valor.

Al ser informada de los hechos y tras la denuncia policial, la fiscal de San Isidro, Carolina Asprella, comenzó con una exhaustiva investigación para dar con el paradero de la delincuente que se había olvidado un pequeño detalle.

La huella digital que dejó en el vaso de J.C., sirvió para dar con su verdadera identidad, aunque no con su paradero. Descubrieron que Julieta Giselle Estrada tenía 21 años y un pequeño hijo de 4, por el que cobraba la Asignación Universal por Hijo desde el 2019.

Cuando la Policía de la Ciudad fue a buscarla al domicilio que figuraba en el Renaper, los vecinos contaron que la habían tenido que echar del conventillo por problemática. Sin mayores datos, ocurrió una extraña casualidad que arrojó luz sobre su escondite.

J.C., quien había seguido con su vida y, lejos de amedrentarse por lo sucedido, buscaba nuevas aventuras románticas en otra app de citas, encontró a la ladrona mirando perfiles de Tinder.

La fiscal Asprella solicitó información a Tinder para saber desde qué celular se había creado ese perfil. Los diversos trabajos de inteligencia revelaron que se había mudado a ocho cuadras del domicilio anterior, sobre la misma calle Olavarría.

Tras una guardia montada en el barrio durante varios días, lograron detenerla y a partir de ahí, descubrieron que J.C. no había sido el único que cayó en su trampa. Estrada estaba siendo buscada desde finales de 2021 por otro hecho similar.

Un vecino de Belgrano, también en Capital Federal, había reportado en la Comisaría más cercana a su hogar, un robo con las mismas características.

La semana pasada Estrada se negó a declarar, mientras se encuentra alojada momentáneamente en una comisaría, a la espera de conseguir cupo para un penal bonaerense. Su hijo está a cargo de un familiar, ya que se desconoce quién es el padre.

Fuente: Grupo La Provincia https://www.grupolaprovincia.com/

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