La desgarradora historia de Andrea: «Mis órganos no dan más, no resisto»

Por: Soledad Malleville

   Andrea pudo haber querido ser docente, estilista o cocinera pero la verdad es que hoy no puede ni siquiera ser ama de casa o cuidadora de su propia vida. Le faltan herramientas, manos que la ayuden y respuestas.

   “Me caí y estuve toda la noche tirada en el suelo. Mi estado es deplorable y nadie hace nada” dice Andrea Leiva mientras espera formar parte de la lista de espera de INCUCAI.

   Andrea Leiva vive en la ciudad de Pergamino, tiene 52 años y a causa de una enfermedad renal, se dializa día por medio desde los 6. En el 2015 se le diagnosticó su segunda enfermedad crónica irreversible “lesión hepática inducida por fármaco”, básicamente cirrosis por medicamento. En ese tiempo podía viajar una vez por mes al Hospital Italiano de Buenos Aires (a 229km) y ser atendida en un centro de mayor complejidad. Allí pudo salir “un poco a flote” hasta que tres años después, por una complicación, tuvo que quedar internada en el centro de salud por varios días. Por cuestiones monetarias no pudo volver al Hospital Italiano a realizarse estudios que habían quedado pendientes.

«Me tengo que morir acá. No doy más»

   En Buenos Aires, los médicos dijeron que “tanto el hígado como los riñones estaban en fase final” y que “llegado el caso debería ser trasladada para un seguimiento más exhaustivo”. No nos quedan dudas de que el momento es ahora y que Andrea debe ser trasladada al Hospital Italiano para ser tratada.

«Golpeé todas las puertas, voy como puedo y no tengo respuestas. Todos se lavan las manos, prometen y queda en la nada»

   ¿Cuál es su estado de salud actual?

   Ella rompe el silencio, casi quebrándosele la voz y cuenta a Pergamino Verdad que  “arrastra varias patologías”. Tiene cinco operaciones de PTH, cirugía que extrae tumores paratiroideos, pero se reproducen de igual manera generando dolor en los huesos e imposibilitando movimientos cotidianos como cocinar o apretar los botones de un control remoto. A esto se le suma cinco clases de hepatitis y más de diez biopsias de médula.

   A pesar de dichas afecciones las dos enfermedades base que están causando tanto deterioro en la vida de Andrea son la insuficiencia renal y la lesión hepática.

   Sus riñones han dejado de funcionar y no puede sobrevivir sin el tratamiento de diálisis o un trasplante de riñón. Por otra parte declara que “el hígado trabaja muy mal y provoca grandes descomposturas y que se encuentra en estado grave”.  Requiere con urgencia un doble trasplante “tengo muchas ganas de seguir viviendo”.

   ¿Cómo es el proceso para llegar al trasplante hepatorrenal?

    Hace muchos años se sometió a una cirugía en la cual su padre le donó un riñón y mejoró notablemente. Hoy la situación es distinta y la salud integral de su cuerpo pende de un hilo.  Ella debería estar viviendo en Buenos Aires siendo tratada en el Hospital Italiano de manera asidua, para que una vez estabilizada pueda someterse al doble trasplante.

   ¿Qué le impide, entonces, trasladarse hasta el centro de salud y comenzar con el proceso?

   Antes que nada, la entrevistada declara que en cuanto a estudios, PAMI se hace cargo de todo incluso cuando amerita internación pero no de la otra parte que es vital para ella: necesita costear el traslado hasta el centro de salud donde tiene que ser atendida y, además, una acompañante para el viaje e internación el tiempo que sea necesario.

   Una vez terminados los estudios, afirma, que sería puesta en lista de espera en el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante, INCUCAI.

   Andrea Leiva tiene desnutrición completa, vive con su madre que tiene 80 años y no cuenta con ningún familiar o persona cercana que la ayude en lo cotidiano y “como puede” sale a hacer las compras para la comida. Si tiene fiebre o se siente mareada no hay quien la socorra y alguna que otra vez ha tenido que pasar la noche en el suelo hasta lograr levantarse. Las veces que realiza los quehaceres del hogar lo hace con algunas lágrimas que se escapan por ahí, sin que nadie más se entere porque tiene dolores que “casi nadie podría soportar”.

   Hace 38 años que forma parte del grupo de pacientes  del Instituto de Nefrología Pergamino  que funciona en el tercer piso de la Clínica Pergamino (aunque no tiene que ver con ésta). Andrea tocó fondo en todo sentido y aún los médicos no cuentan  con mayores recursos para ayudarla. Le recomiendan que de manera urgente se traslade a Buenos Aires para ser atendida.

   ¿Quién la atiende en Pergamino?

   Hace cuatro meses una charla con una abogada le dio ciertas esperanzas y pensó que, quizás podría lograr que PAMI se hiciera cargo del traslado y acompañante para el viaje a Buenos Aires; también creyó que a través de lo legal podría llegar a “mover ciertos hilos” y que los médicos que la atendían se hicieran “un poco cargo” de su salud pero pasaron los meses y no tuvo más noticias de esta abogada. “Yo quiero que alguien actúe, que se preocupe”.

   Andrea Leiva necesita ayuda, tiene que someterse a un trasplante hepatorrenal de manera inmediata. Su condición desmejora con el correr de los días. “Estoy con la medicación que me dieron en el Italiano en el 2015”.

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