Una joven de Pergamino busca a quienes recibieron los órganos de su madre, «lloré y lloré mucho pero lloré de felicidad»

Celeste Mazzoni, una joven de 24 años de Pergamino, publicó en las redes sociales un pedido para conocer a las personas que siguen viviendo gracias a la donación de órganos, realizada por los familiares de su madre, Sonia Magdalena Lescano; quien falleció el año pasado de diagnóstico de muerte encefálica.

Según lo que pudo averiguar la joven, se trata de un hombre de la Pampa de 69 años de edad, a quien le trasplantaron un hígado y un riñón derecho y una mujer de 56 de la provincia de Buenos Aires, quien recibió un riñón izquierdo.

Celeste y los familiares accedieron a donar los órganos el 27 de septiembre del año pasado y se realizó el operativo sanitario de ablación por parte del Incucai.

La joven de 24 años recuerda permanentemente a su madre, quien falleció a los 48 años, en sus publicaciones de las redes sociales. “Salvó dos vidas. Estoy orgullosa de mi heroína” expresó es su cuenta de facebook.

La ley protege el anonimato El médico Eduardo Meneguzzi, titular de la Fundación Ayuda al Enfermo Renal y Alta Complejidad (Faerac) y reconocido especialista en transplantes, aclaró que la Ley Nacional «protege el anonimato de los receptores» y agregó que uno de los motivos es evitar reclamos económicos u otro tipo de situaciones de familiares del donante.
«La protección de los datos evita que haya algún reclamo de tipo económico u otra cosa. Es más, a veces ni nosotros sabemos los datos de quién recibe porque es el Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) el que hace la distribución anónima y de acuerdo a la compatibilidad del paciente. A veces los órganos vienen de Buenos Aires y no sabemos de quiénes son, por ahí cuando son de acá sí se sabe pero la ley protege el anonimato», explicó Meneguzzi ante la consulta de LA ARENA.
Específicamente, La Ley Nacional 24.193, que rige la donación y trasplante de órganos, prohíbe taxativamente la publicación de datos. El conocimiento público de la identidad del donante y su vinculación con el receptor generan repercusiones de orden negativo que pueden causar profundos daños a las personas involucradas, dice el texto de la ley.
«Hay muchos casos donde la esposa le dona a su esposo, o viceversa, o entre amigos, pero hay todo un trámite ante un juez, se firma una Declaración Jurada, hay todo un protocolo legal y me parece que está bárbaro que sea de esa manera», resaltó el médico.

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