Vidas cantadas: La música como testimonio y como viaje

Ayer por la noche, viernes 13 de diciembre, mientras brillaba a pleno la luna llena, a la hora de la nostalgia y de las musas, Habemus Teatro abría sus puertas para presentar, en su recientemente estrenado nuevo espacio, a tres artistas de lujo.

«Vidas cantadas» fue el espectáculo que protagonizaron el artista pergaminense Héctor Biscayart y su querido y talentoso amigo, Emiliano del Río, quien afortunadamente ha visitado más de una vez – y esperamos siga haciéndolo – los escenarios de la ciudad. El dúo estuvo muy bien acompañado por lo que fue, para el público local, la gran revelación de la velada: Hernán Río, padre de Emiliano.

Biscayart es un notable cantautor de amplia y conocida trayectoria en Pergamino que también suele llevar su música a otros lugares del país. Tuvo, como él mismo testimonia en sus intercambios con el público, la dicha de sumar grandes amigos en el camino del arte musical. Así conoció a Emiliano del Río, un joven músico y compositor oriundo de Buenos Aires, que se inició en el folclore para luego transitar lo que él llama la «canción social» y el rock nacional e internacional. Su gran versatilidad y talento brillaron en el escenario de Habemus, donde se lució en voz, manejo de guitarra y armónica. En 2008 había sido invitado por Víctor Heredia al Festival de Viña del Mar, donde fue galardonado con la Lira de Oro y la Gaviota de Plata; a partir de ese momento, su carrera tomó aún más vuelo y le prodigó muchas giras, presentaciones y proyectos.

Hernán Río, por su parte, no tuvo más que interpretar la primera canción de su repertorio para cautivar a la audiencia. Su simpleza, carisma y humildad colmaron cada nota, cada relato sobre su historia. Los recuerdos de su juventud revelaron los primeros pasos de un joven de provincia norteño que, guitarra en mano, se animó a la aventura de ir a la «gran ciudad» en busca de cumplir sus sueños. Así se relacionó con grandes artistas en reconocidos programas como «Sábados Continuados» y «Sábados Circulares», en los que él participaba y por los que pasaron cantantes de la talla de Sandro. Conmovedora fue la narración de su experiencia como entrevistador del «Chango» Rodríguez, rol que desempeñó mientras este permanecía en prisión; la tarea le tenía reservada una sorpresa, ya que Rodríguez le pidió a Hernán que estrenara para él una zamba. Así salía a la luz la famosa «Luna cautiva» que popularizara hace unos años «La Sole».

En la sala del teatro sonaron, durante más de dos horas, canciones plagadas de poesía, historias de vida, emoción, amor filial, anécdotas, estampas de la ciudad que una vez fue Pergamino, acompañado todo del cálido humor de Héctor Biscayart y la reconstrucción verbal de todos esos procesos de creación que cada uno de estos brillantes cantautores han sabido llevar a cabo.

Referencias a sueños, a la familia, a grandes amores, a sucesos felices y algunos fracasos y nostalgias, permitieron al público ser parte de un encuentro íntimo, ameno y verdaderamente sentido con este grupo de amantes de la música.

El lirismo se volvió aún más explícito cuando fue invitada al escenario la joven Franca Biscayart, hija de Héctor y de su fiel compañera Fabia, quien se animó a recitar poemas de su autoría, mientras su padre la acompañaba con el teclado, revelando en cada gesto y en cada nota la emoción que le suscitaba ese amor compartido entre padre e hija. Dulces pero notablemente profundas y directas fueron las palabras de Franca, dueña de un justo y acertado nombre, sin dudas.

El respetuoso silencio y los acalorados aplausos se alternaban en lo que fue una noche memorable y un verdadero viaje hacia el mundo interior de estos artistas y los «tras bastidores» de uno de los oficios más gratificantes: interpretar una vida que fluye al son de la palabra, del sentido, de la música, de los vínculos.

Por Diana Santoro

Mirá el video de lo que fue la presentación: