NACIONALES- DENUNCIAN APREMIOS ILEGALES EN UNA UNIDAD DE INTELIGENCIA DEL EJÉRCITO

Habrían ocurrido en diciembre, en Campo de Mayo- Un agente civil de la fuerza acusa a un coronel de golpes y amenazas, tras un robo de equipos sofisticados.

Denuncian apremios ilegales en una unidad de inteligencia del Ejército

El jefe del Ejército Diego Luis Suñer, en el acto por el Día del Ejército Argentino. Foto: David Fernández

Privación ilegítima de la libertad, apremios ilegales, amenazas, abuso de autoridad e incuplimiento de los deberes del funcionario público: una enumeración de delitos estremecedora, por los cuales uno de sus subordinados denunció ante la justicia federal al Jefe del Batallón Apoyo de Inteligencia del Ejército, con asiento en Campo de Mayo, coronel Carlos Augusto César Verón.

El denunciante -un Personal Civil de Inteligencia (PCI) al que llamaremos “Tomás”, aunque en la denuncia judicial constan sus datos reales- asegura que todo comenzó el 20 de diciembre pasado, con el descubrimiento del robo de seis costosos equipo de comunicaciones Harris RF 5800, cuyo valor superaría los 100.000 dólares y que en el mercado negro son muy buscados por las bandas narcotraficantes.

Comprobada la desaparición de las radios -siempre según la denuncia- se presentó el coronel Claudio Gallardo, entonces jefe de la Agrupación de Inteligencia de Campo de Mayo y ahora Director General de Inteligencia del Ejército. Durante ese día se realizó una discreta pero intensa pesquisa sumaria, con la declaración de todas las personas que habían accedido al depósito de materiales.

A las 2.30 de la madrugada, ya lejos de las actas y las formalidades, “hubo un encuentro en el despacho de Verón, quien me empezó a gritar de una forma muy violenta”, dice a Clarín “Tomás”, quien junto con sus compañeros fue liberado a las 14 del 21 de diciembre. Era una pausa. Al día siguiente, a las 10, todo el personal de la unidad -unas setenta personas- fue convocado a una reunión, en la que Verón“a los gritos, dijo que iba a encontrar al responsable del faltante”.

Según la denuncia judicial de “Tomás”, Verón habría hablado allí que había dos responsables de lo sucedido, y señaló al capitán Alejandro Longo. “Yo recordé los gritos de la madrugada anterior, y entendí que el otro acusado era yo”, dice el PCI a este diario. El pálpito era justificado. Después del mediodía, bajo una inusual custodia de personal de inteligencia uniformado para el combate, a “Tomás” le pidieron su celular y lo escoltaron hasta la enfermería. “Creí que llegaría al justicia y nos llevarían detenidos a declarar, pero no. Más que detenido yo era un prisionero”.No estaba solo, otros cinco PCI compartían su limbo en distintas salas de la unidad militar.

Custodiado hasta para ir al baño -”no vaya a ser cosa que te escapes por la ventana”, le aclararon-, “Tomás” siguió virtualmente preso en la enfermería, hasta que horas despúes lo llevaron al despacho del jefe de la unidad, donde estaban Verón, Gallardo y el PCI abogado Julio Losardi. “El capitán Longo confesó, y se recuperaron cuatro de los seis equipos Harris”, le dijo Gallardo.“¿Dónde están los dos que faltan? Sabemos que fuiste vos”. Ante la negativa a confesar un delito que no había cometido -siempre según la denuncia- y otra vez en la enfermería, tomó la palabra el coronel Verón: “Sos un hijo de puta. Sos un traidor. Sos un cagón”. Y más tarde, ya de noche, en la enfermería y a solas: “te voy a llevar al río y te voy a convertir en un NN”; “te voy a golpear tanto que tu hija no te va a reconocer”; y “yo ya maté a dos”. “Tomás” no quería ser el tercero. “El coronel se me abalanzó y me agarró del cuello con ambas manos” , dice la denuncia. Después, más reuniones y aprietes, sin que “Tomás” admitiera ser ladrón. Era de madrugada cuando lo liberaron “A las 7 de la mañana estate acá”, le dijeron. Acá no pasó nada.

La denuncia -que desde el viernes está en los escritorios del juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi- incluye documentación y propone decenas de medidas de prueba.

Consultadas por Clarín, altas fuentes del Ejército deslizaron que el episodio podría vincularse con “una interna entre Gallardo y el actual jefe del arma, general Diego Suñer” y también con “viejas pujsa milanistas”, pero afirmaron que “le dimos a Gallardo la directiva de que se ponga al servicio de la ley. Y si alguien incurrió en algún exceso, se pagará. No hay ningún tipo de protección para nadie”.

Fuente: Clarín

 

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