Walter Fernández da buena suerte al Atlético. O al menos así lo entienden en el vestuario. El padre de Augusto llegó a Madrid para visitar a su hijo después de que el Atlético cayese en El Molinón ante el Sporting. Con su llegada a la capital de España el equipo que dirige Simeone comenzó a ganar y desde entonces sólo ha perdido un partido, el de ida de la Champions ante el Barcelona, pero con el añadido de que la eliminatoria resultó favorable al equipo rojiblanco. Por lo demás, todo son victorias.

Tiempo después de la derrota en tierras asturianas, Walter informó de que volvía a Argentina. Pero El Profe Ortega le pidió que aguantase un poco. El argentino decidió quedarse otro par de semanas y durante este tiempo el Atlético ha mantenido los buenos resultados y sigue ganando en competición doméstica y continental. Tocando otra vez la estancia a su fin, vuelve a decir que se marcha a su país. Pero el preparador físico, consciente de que la presencia del papá del futbolista ha venido cargada de fortuna para sumar buenos marcadores, insiste una vez más para que se quede, para que cambie el billete de avión si hace falta y para que vea en Madrid el duelo de Champions ante el Bayern y la cita liguera contra el Rayo.

Y así ha sido. Con la victoria ante el conjunto de Guardiola en el bolsillo, el papá de Augusto estará hoy mismo en el Calderón para seguir representando esa fortuna en la que parece haberse convertido y de la que ya se hablaba en su etapa en el Celta. Porque cuando Augusto jugaba de celeste, Walter también fue a Vigo a visitarle… y se inició con su llegada una buena racha de resultados para los de Berizzo, por la que tampoco querían que el argentino se marchase. Tanto fue así que su estancia se prolongó hasta 45 días en tierras gallegas.

Dos rachas de buena suerte, en fin, relacionadas íntimamente con la llegada de Walter… aunque él lo niegue. «¿Suerte yo? No, no. Pero si yo vengo poco, hay otra gente que viene más. Aquí hay un equipo que trabaja muy bien y tienen resultados. Me iré cuando me toque», decía con la sonrisa en la boca y en conversación con MARCA el pasado jueves en la Ciudad Deportiva rojiblanca, a la que acudió para presenciar el entrenamiento de los jugadores del Atlético.

Feliz y relajado, el papá del 12 rojiblanco bebía mate acompañado por unos conocidos mientras los suplentes del plantel se entrenaban y los titulares del día anterior ante los alemanes aparecían para estirar. «Augusto está muy bien, sólo hay que verle. Muy tranquilo, feliz en el equipo y jugando bien», reconoció el padre del 12 rojiblanco.

Insistido por el partidazo que se marcó su hijo ante el Bayern, Walter destacó el juego de todo el plantel: «Lo hizo bien, sí, pero no solo él. Todos jugaron bien para ganar». Lo cierto es que su hijo ha mejorado el rendimiento de un tiempo a esta parte y pareciera en ese sentido que llevara más tiempo aún vistiendo la rojiblanca, no e vano apenas llegó en el pasado mercado invernal.

Amuleto de buena suerte, el papá del centrocampista tiene bien aprendido el discurso del Atlético cuando se le cuestiona por las opciones de que su hijo y sus compañeros se lleven algún título, sea Liga, sea Champions League: «Siempre hay que creer y todos nosotros creemos. Al final se verá, pero ojalá». dice. Mientras, Augusto crece en el equipo. Si el Atlético gana hoy al Rayo habrá que comprobar si Walter se marcha o vuelve a imponerse la tesis del cuerpo técnico.

MARCA