Nacionales-Fue a ver al «Indio» y como se quedó sin plata tomó de rehén a la empleada de un kiosco

Viajo desde Mendoza hasta Tandil por el recital. Para volver a su provincia mantuvo a la víctima amenazada con un cuchillo dentro del comercio. Tras más de una hora de negociación, se entregó.

Momentos de terror vivió la joven empleada de un kiosco en Tandil luego de ser tomada como rehén por un joven mendocino que había ido a esa ciudad bonaerense para ver el recital del Indio Solari. Tras más de una hora de negociación con la Policía, el agresor depuso su actitud y liberó ilesa a la víctima.

Todo ocurrió anoche en un kiosco ubicado en la avenida Buzón al 490 en plena ciudad de Tandil. Allí, un joven identificado como José Alberto González ingresó sólo y con un cuchillo con el objetivo de obtener dinero para poder retornar a su provincia.
Un vecino avisó a la Policía e inmediatamente acudió al lugar. Al ver movimiento policial, el delincuente no tuvo mejor idea que tomar a la chica como rehén y amenazarla con el cuchillo. En ese momento se iniciaron las negociaciones con el secuestrador, que se extendieron por más de una hora. En un momento de la interminable «charla» con el joven, la situación se tornó crítica porque el delincuente decidió recluirse en la parte posterior del comercio, siempre con la mujer bajo su control. Se temió lo peor.
Todo el proceso fue llevado adelante por el policía Eduardo Quintela, quien vestido de civil, logró que el asaltante se entregara. Para ello, con un tono moderado siempre le garantizó al joven que no le iba a ocurrir nada malo y que lo iba a ayudar para volver a su provincia.
Por su parte, González, además de pedir la presencia de los medios de comunicación para contar «su verdad», exigió mayores garantías con la presencia de un fiscal, por lo que intervino el funcionario Damián Boren. «Beto, no te va a pasar nada, no te van a matar, entregate», le decía el efectivo. «Quiero hablar con mi mamá», retrucó el ladrón.
Así, el secuestrador pidió que llamaran a Mendoza para hablar con su madre y aprovechando la situación, el comisario Quintela dialogó con la mujer para que convenciera a su hijo que desistiera.
El joven le dijo que «lo habían obligado a hacerlo porque no lo dejaban irse de Tandil», y luego sostuvo que «se habían burlado al no permitirle irse en uno de los tantos micros que salieron». Al verse acorralado y que su plan no daba para más, liberó a la chica sana y salva y arrojó dentro del local el arma blanca. La víctima, una vez en poder de la Policía, entró en una crisis de nervios y tuvo que ser internada. González está detenido.
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