Chico terminó en terapia intensiva por droga sintética en Casilda

 

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El episodio tuvo lugar entrada la madrugada de este sábado, aproximadamente a las 4:00 a.m., en Plaza San Martín de Casilda cuando un joven de 16 años le dio a otro de 15 una dosis de LSD (Dietilamida de Ácido Lisérgico), una potente droga sintética de la rama de los alucinógenos fuertes. El menor comenzó a convulsionar a los pocos minutos que entró en contacto con el ácido. Quien se la había suministrado, asustado al ver el cuadro, pidió ayuda rápidamente para que llegue una ambulancia al lugar.

 

El joven ingresó al Hospital San Carlos con varios episodios de convulsiones, excitación psicomotriz, hipertermia y con cuadros neurológicos que responderían a los patrones de los causados por el LSD. Los médicos debieron sedarlo, llevarlo a un coma inducido farmacológicamente y entubarlo. Actualmente se encuentra en terapia intensiva, sigue con el coma inducido y los médicos esperan con el transcurso de las horas poder intentar desentubarlo e ir observando como reacciona.

 

Si bien desde hace un tiempo se solían escuchar versiones sobre el ingreso a Casilda de este tipo de drogas alucinógenas, como LSD, no había registros de casos de consumo al menos que hayan requerido de la intervención médica. Consultado al Director del Hospital de Casilda Dr. Walter Palanca sostuvo que es la primera vez que tienen un caso de este tipo, si bien aun no tienen los resultados de las muestras enviadas a toxicología, Palanca afirmó que el paciente se comporta clínicamente respondiendo a los patrones establecidos en los parámetros que marcan las drogas sintéticas como el LSD.

 

A raíz de lo ocurrido esta madrugada se conoció que semanas atrás hubo otro caso similar donde un joven que tomó contacto también por primera vez con esa droga sintética tuvo serios inconvenientes de salud y violentas reacciones.

 

Los efectos del LSD en la psique humana se caracterizan por variar de una persona a otra y de una situación a otra. Se considera que los efectos del LSD son en gran medida imprevisibles y que dependen del contexto del consumo y de la situación mental en que se encuentre el individuo que la consume.

 

Tal vez elijen Plaza San Martín por la “reputación” que ganaron sus cámaras de seguridad donde todos saben que desde hace años no funcionan, aunque últimamente no sólo las de Plaza San Martín están fuera de servicio, sino que todo el sistema de cámaras de seguridad de la ciudad de Casilda no funciona, ni monitorean en tiempo real, ni graban.

 

Historia del LSD

La dietilamida de ácido lisérgico, LSD-25 o simplemente LSD, también llamada lisérgida y comúnmente conocida como ácido, es una droga psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas. Los ensayos científicos realizados hasta el momento demuestran que el LSD no produce adicción y no es tóxico.
Es conocida por sus efectos psicológicos, entre los que se incluyen alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, sinestesia, percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego. Los laboratorios Sandoz presentaron el LSD como una droga apta para diversos usos psiquiátricos. Muchos psiquiatras y psicoanalistas de las décadas de 1950 y 1960 vieron en ella un agente terapéutico muy prometedor. Se popularizó como parte de la contracultura de los años 1960. Sin embargo, el uso extramedicinal del fármaco ocasionó una tormenta política que llevó a la prohibición de la sustancia, ilegalizando todos sus usos, tanto medicinales como recreativos y espirituales.

 

Como reacción a la enorme popularidad que dieron al LSD Timothy Leary y otros científicos defensores, algunos medios contraatacaron destacando sus peligros: tanto los derivados de una conducta imprudente durante el ‘viaje’ (se hizo famosa una leyenda urbana sobre unos jóvenes que se habrían quedado ciegos mientras observaban, arrobados, el sol) como daños permanentes a la salud derivados del consumo: por ejemplo, mutaciones en los cromosomas y pérdida irreparable de la lucidez.

 

El LSD no deja secuelas que puedan ser apreciables en electroencefalogramas, ni en resonancias magnéticas, ni en pruebas neurológicas puntuales. La investigación tampoco ha corroborado el supuesto deterioro del material genético.

 

Sin embargo, aunque el LSD no origine generalmente trastornos duraderos en personas que no hayan experimentado ansiedad, depresión o alienación, puede contribuir al desarrollo de problemas mentales en aquellos que ya los tienen o son propensos a estados psicóticos. En el prospecto del Delysid, los laboratorios Sandoz advertían que el fármaco podía agravar las enfermedades mentales, y que debía tenerse especial cuidado en personas con tendencias suicidas. Un caso célebre de este tipo es el de Syd Barrett, compositor de los primeros éxitos de Pink Floyd.

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