Opinión – Con el metro cuadrado no alcanza

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En la campaña electoral en la Ciudad de Buenos Aires volvió a escucharse un mantra habitual en muchas intendencias: «hay que ocuparse del metro cuadrado de cada vecino». Es decir, gestionar lo inmediato, lo visible, lo que se pisa: una vereda, una luminaria, un bache.

Ese enfoque puede ser eficaz para el marketing, pero es pobre -y peligroso-como concepción de Gobierno. Cuando la gestión se concentra solo en el presente visible, y sacrifica el futuro estructural, se acerca más al populismo que a la buena política. Es como cambiar el celular cada año mientras se te cae el techo encima.

La lógica del metro cuadrado no surgió de un proyecto político, sino de los manuales de consultores. Es hija de una política tercerizada, entregada a gurúes de imagen que confunden gobernar con hacer campaña. Los mismos que, por ejemplo, le aconsejaban a Macri alejarse del Papa Francisco porque «no daba votos».

Gestionar solo el metro cuadrado es rendirse al presente permanente. Es postergar lo esencial: infraestructura, agua, cloacas, educación, seguridad, planificación urbana. Nada de eso rinde en las encuestas. Pero todo eso construye futuro.

En síntesis: el metro cuadrado importa, pero no alcanza. Gobernar solo para el presente es hipotecar el porvenir. Y cuando eso pasa, la política se vuelve cosmética… y el futuro, inviable.

Opinión y redacción: Marcelo Pacifico

Abogado

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