Opinión – León XIV: gestos que hablan

La elección de un nuevo Papa no es solo un hecho religioso: es un acontecimiento que repercute en todo el mundo. La Iglesia comunica no solo con palabras, sino también —y muchas veces sobre todo— con gestos. Que el nuevo Pontífice haya elegido llamarse León XIV es uno de ellos. Un gesto cargado de significado que remite, sin equívocos, a León XIII, el Papa de Rerum Novarum (1891), encíclica fundacional de la Doctrina Social Cristiana.

Hasta entonces, el mensaje de la Iglesia se enfocaba principalmente en lo religioso y lo moral. Con la Rerum Novarum, León XIII incorporó decididamente la cuestión social. En un tiempo de explotación obrera, jornadas extenuantes y miseria generalizada, se enfrentó tanto al socialismo —que negaba la propiedad privada y anulaba la libertad individual— como al liberalismo económico —que idolatraba el mercado y dejaba a los trabajadores librados a una “subasta al revés” donde conseguían trabajo los que aceptaban peores condiciones.

Frente a esos extremos, propuso una visión cristiana del orden social: dignidad del trabajo, justicia distributiva, derecho de asociación.
Así nació una doctrina viva que atravesó el siglo XX con aportes de Pío XI, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

La Doctrina Social cristiana no es un tratado teórico. Es un llamado a transformar estructuras injustas desde principios cristianos. No basta con conocerla: hay que aplicarla. Porque la dignidad humana no es solo un ideal: es una guía para la acción política, económica y cultural.

León XIV, al elegir ese nombre, fortaleza esa tradición. En un mundo otra vez polarizado entre estatismos ineficaces y liberalismos sin alma, su gesto es claro: ni mercado sin Estado, ni libertad sin justicia, ni mérito sin comunidad.

Redacción y opinión: Marcelo Pacifico

Abogado

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