Locales-SEGURIDAD ALIMENTARIA PARA EL CUIDADO DE LA SALUD

Inocuidad alimentaria

Hoy se conmemora el Día de la Inocuidad Alimentaria y desde la Dirección de Bromatología se difunden cinco claves para cuidar los alimentos y evitar así enfermedades.

A partir de este año, cada 7 de junio se conmemorará el Día Mundial de la Inocuidad de Alimentos, luego de que la ONU validara la propuesta del Ministerio de Economía.

Este reconocimiento se debe a la importancia que tienen los alimentos en nuestra salud y bienestar, siendo los alimentos nocivos una real amenaza para la salud humana y las economías.

La inocuidad de los alimentos es la ausencia, o niveles seguros y aceptables, de peligro en los alimentos que pueden dañar la salud de los consumidores. Los peligros transmitidos por los alimentos pueden ser de naturaleza microbiológica, química o física y con frecuencia son invisibles a simple vista: bacterias, virus o residuos de pesticidas son algunos ejemplos. Cerca de tres millones de personas en todo el mundo, tanto en países desarrollados como en países en desarrollo, mueren cada año por enfermedades transmitidas por el agua y los alimentos, y millones enferman.

De esta manera, la inocuidad juega un papel fundamental a la hora de garantizar la seguridad de los alimentos en cada etapa de la cadena alimentaria: desde la producción hasta la cosecha, en el procesamiento, el almacenamiento, la distribución; hasta el final de la cadena, en la preparación y el consumo.

A menudo, damos por sentado que son inocuos, pero las normas y regulaciones son vitales para garantizar nuestra seguridad.

La Dirección de Bromatología cuenta con un equipo comprometido que trabaja diariamente en pos de mejorar la salud pública a través del cuidado de los alimentos, con foco de acciones preventivas, de acompañamiento, control y educativas. 

Dentro de este último punto, Bromatología difunde las cinco claves básicas para la inocuidad de los alimentos, bajo el paradigma de que la seguridad alimentaria es un asunto de todos, y los cuidados comienzan siempre por casa:

 

1)      MANTENÉ LA LIMPIEZA: porque en la tierra, el agua, los animales y la gente se encuentran microorganismos peligrosos que causan enfermedades originadas en los alimentos.

–          Lavate las manos antes de preparar alimentos

–          Lavate las manos después de ir al baño

–          Lavá y desinfectá las superficies y utensilios usados

–          Protegé los alimentos y las áreas de cocina de insectos, mascotas y otros animales

2)      SEPARÁ LOS ALIMENTOS CRUDOS DE LOS COCINADOS: porque los alimentos crudos, especialmente carne, pollo, pescado y sus jugos, pueden estar contaminados con microorganismos peligrosos que pueden transferirse a otros alimentos.

–          Usá utensilios diferentes para unos y para otros, como cuchillas o tablas de cortar

–          Conservá los alimentos en recipientes separados para evitar su contacto

 

3)      COCINÁ COMPLETAMENTE: porque la cocción mata casi todos los microorganismos peligrosos.

–          Cociná completamente los alimentos, especialmente carne picada, pollo, huevos y pescado

–          Herví los alimentos como sopas y guisos para asegurarte que alcanzaron 70°C (158°F)

–          Recalentá completamente la comida cocinada

4)      MANTENÉ LOS ALIMENTOS A TEMPERATURAS SEGURAS: porque algunos microorganismos pueden multiplicarse muy rápidamente si el alimento es conservado a temperatura ambiente, ya que necesitan alimento, humedad, temperatura y tiempo para reproducirse.

–          No dejes alimentos cocidos a temperatura ambiente por más de 2 horas!

–          Refrigerá lo más pronto posible los alimentos cocinados y los perecibles

–          No guardes comida mucho tiempo, aunque sea en la heladera

–          Los alimentos listos para comer para niños no deben ser guardados!

–          No descongele los alimentos a temperatura ambiente

5)      USÁ AGUA Y MATERIAS PRIMAS SEGURAS: porque pueden contener no sólo microorganismos sino también químicos dañinos.

–          Usá agua tratada

–          Seleccioná alimentos sanos y frescos

–          Elegí alimentos ya procesados, tales como leche pasteurizada

–           Lavá las frutas y hortalizas, especialmente si se comen crudas

–          No utilices alimentos después de la fecha de vencimiento

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