San Nicolás-Eran cerca de las 10.00, cuando en un control de tránsito rutinario, efectuado en presidente Perón y Carlos Gardel (San Nicolás) fue demorada una motocicleta Corven de 150 c/c tipo Cross conducida por un muchacho mayor de edad. El sujeto circulaba sin el casco reglamentario y al pedirle que entregue la documentación, este expresó carecer de la misma, además de no tener seguro, ni carnet de conducir. Inmediatamente y como corresponde se le avisó al infractor que se le pasaría a secuestrar el rodado. El muchacho furioso expresó que antes de entregarlo lo prendería fuego. Los inspectores se sorprendieron de lo expresado, pero no le dieron mayor importancia, descreyendo de la eventual amenaza. En ese momento advirtieron que el muchacho extrajo un encendedor y prendió fuego un trapo que remplazaba el tapón del tanque de nafta, hundiéndolo dentro del mismo con un dedo. Inmediatamente uno de los inspectores empujó al joven y pateó la moto ante el riesgo de que la misma explote. Las llamas ganaron el rodado y la policía detuvo inmediatamente al agresor. Una anécdota que no pasó a mayores porque el vehículo no generó ninguna explosión, pero que es una clara muestra del nivel de agresividad y violencia que hay en la calle y que sufren en mayor medida los inspectores de transito.

La tarea de los inspectores, mas aun la de los inspectores de transito, es sumamente ingrata en una ciudad donde es común infringir las leyes. Ejemplos sobran y se pueden ver en varios ámbitos, como a la salida de la escuela con los padres estacionados en doble fila, o las motos circulando con varios ocupantes, esquivando los controles de transito en contramano sin fijarse ni en su seguridad ni en la de los demás.