Las fotografías fueron subidas a las redes sociales Facebook y Twitter por amigos de la víctima que participaron en su búsqueda y ahora postean mensajes con el hashtag #JusticiaporTati.

Amigos y allegados de María Cecilia «Tati» Caviglia, la mujer que fue asesinada a puñaladas en su hostel del barrio porteño de San Cristóbal y cuyo cadáver apareció calcinado en una valija en la ruta 2 de la localidad bonaerense de Dolores, difundieron por redes sociales algunas fotografías de Joel Maximiliano Báez, el segundo prófugo que tiene la causa y que se cree está en Bolivia.

Las fotografías fueron subidas a las redes sociales Facebook y Twitter por amigos de la víctima que participaron en su búsqueda y ahora postean mensajes con el hashtag #JusticiaporTati.

Fuentes policiales confirmaron a Télam que el de las fotografías es Báez y que algunas de las imágenes provienen de una de las dos cuentas de Facebook que tenía abiertas el sospechoso.

Hasta ahora sólo se conocían fotografías de Ezequiel Víctor Blanco, el empleado de confianza de Caviglia en el hostel, porque los allegados de la víctima, antes de que estuviera imputado, difundieron también su imagen cuando ambos habían desaparecido.

Tanto Blanco como Báez tienen orden de captura nacional e internacional emitida por el juez de instrucción Pablo Ormaechea, a pedido de la fiscal de instrucción 32, Ana Yacobucci, quien investiga el caso desde el momento de la desaparición de Caviglia.

Fuentes de la investigación revelaron que, según datos migratorios conseguidos por los detectives de la División Búsqueda de Personas de la Policía Federal Argentina (PFA), los dos prófugos cruzaron juntos a Bolivia tres días después del asesinato, el 28 de agosto, por el paso La Quiaca-Villazón, y sólo uno de ellos, Blanco, regresó a Argentina el mismo día.

Según las fuentes, Báez continúa prófugo en Bolivia, mientras que al empleado de confianza de «Tati», Blanco, quien en las últimas horas dio una nota a un diario de Quilmes, lo busca la División Homicidios de la PFA en Capital Federal y el conurbano bonaerense.

Estos datos migratorios contradicen lo manifestado por Blanco en el escrito que presentó el 2 de septiembre ante la Cámara del Crimen para dar su versión del asesinato, lo que declaró en la entrevista que le dio desde la clandestinidad al diario El Sol de Quilmes y lo expresado por sus abogados.

Es que según la versión de Blanco, cuando llegaron en micro hasta la localidad de La Quiaca, Báez le robó casi todas sus pertenencias y cruzó hacia Bolivia, mientras que él se comunicó con su familia jujeña y decidió volver a Buenos Aires para asesorarse con abogados y dar su versión de los hechos.

Los pesquisas creen que Báez aún continúa en Bolivia, donde tendría familiares y desde donde incluso cuando aún no se sabía que él era prófugo se contactó a través de Facebook con personas que participaban de la búsqueda de Caviglia por redes sociales para ofrecer datos a cambio de 5.000 dólares.

«Se puso en contacto con una mujer y en ese chat Báez decía que sabía lo que le había pasado a Caviglia, incriminaba a Blanco y pedía 5.000 dólares a cambio de la información», señaló a Télam otro de los investigadores.

De acuerdo a lo que pudieron reconstruir los investigadores, el crimen de Caviglia se produjo la noche del 25 de agosto en su hostel «La Casa de Tati», ubicado en avenida Independencia 1636, del barrio de San Cristóbal, donde se hospedaban turistas extranjeros y alquilaba una sala de ensayos para clases de tango.

El 26 de agosto a la madrugada la policía bonaerense encontró junto a un árbol ubicado en el kilómetro 222 de la autovía 2, en Dolores, una valija incendiada en cuyo interior encontró atado con alambre el cadáver de una mujer apuñalada y calcinada que luego, a través de un cotejo dactiloscópico, se pudo determinar era Caviglia.