El religioso Juan Alberto Puiggari volvió a expresarse de manera controvertida en torno al hallazgo de elementos de tortura en un convento en Nogoyá. «No son torturas ni prácticas obligatorias. Tampoco lo usaban todo el día», minimizó. Y comparó la situación a la de un periodista que pasa frío en medio de una nota.

El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, intentó este viernes justificar el hallazgo de elementos de tortura y autoflagelación como látigos y ciclicios en un convento religioso al asegurar que las monjas«tampoco lo usaban todo el día, sólo los viernes por un ratito» y destacó que forman parte de «tradiciones corporales».

«No son torturas, no son obligatorias, y libremente, los que quieran pueden usar el cilicio, que no son como los que se mostraron, tienen ‘pinchecitos’ que se ponen alrededor de la pierna pero no lastiman ni sacan sangre», expresó Puiggari.

En ese sentido, sostuvo que «no digo que no haya problema» sino que preguntó: «¿Es un problema para que intervenga la Justicia así?¿Estamos en el paraíso terrenal donde no hay problemas para que ocupemos policías en un gran operativo?».
El arzobispo dijo que las «Carmelitas Descalzas que están en Nogoyá forman parte de una congregación religiosa que nace en Occidente en el siglo XIV y la madre fundadora es Santa Teresa, una mujer que cree que la Iglesia necesita monjas que se entreguen a la oración y penitencia en clausura, para rezar y hacer penitencia, está aprobado por la Santa Sede».

Puiggari indicó que las prácticas «fuertemente penitenciales» se pide «a todos los cristianos, y hacer penitencia es un sacrificio para unirse a la pasión de Jesús, no es sufrir», y remarcó estas que «son cuestiones de penitencia» y los comparó al «sacrifico» que realizan los periodistas cuando sufren frío para una nota.

El allanamiento estuvo a cargo del fiscal federal Federico Uriburu, que actuó de oficio tras una publicación de una revista entrerriana donde se hablaba de «situaciones de castigos intramuros, desnutrición, auto flagelación, uso del látigo, cilicio y mordazas», entre otros elementos de tortura.

«Yo no digo que está todo diez puntos en el convento de Nogoyá, pero se hubiese podido iniciar como un proceso común, no de esta forma. Son todas mayores de edad, por lo menos desde que estoy yo no ingresaron menores», agregó.

Fuente: Minutouno